Así lo planteó el rector de la UNLaR, Fabián Calderón, en el cierre de los encuentros de Escuelas Populares de Formación de Género. “Este espacio consolida la mirada de una universidad pública comprometida”, expresó la autoridad académica.
A lo largo de seis encuentros, iniciados en el pasado mes de agosto, la Universidad Nacional de la Rioja propuso el abordaje de distintas temáticas en el marco de las Escuelas Populares de Formación de Género. En este sentido, el pasado jueves, 22 de diciembre, se entregaron los certificados a talleristas y asistentes a dichos encuentros.
La iniciativa a cargo de Marcela Ceballos tuvo notable respuesta de parte de los interesados en intervenir, tanto en carácter de talleristas como asistentes y narradores de vivencias personales.
“Participó una gran variedad de personas de diferentes lugares, espacios y de experiencias de vida”, lo que generó “un espacio de reflexión, de debate, desde la educación popular”, indicó Ceballos. “Las personas que participaban generaban un vínculo positivo y, sobre todo, se pudo problematizar las situaciones y pensar estrategias superadoras de situaciones vividas”, agregó.
Por su parte, el rector Fabián Calderón destacó la tarea desarrollada por la Comisión de Género de la UNLaR, que viene trabajando desde hace dos años. Como parte de su labor, se cumplió con lo que “era un sueño de la universidad pública: abrir este espacio, consolidar una mirada de una universidad pública comprometida y que nos permita a los ciudadanos reflexionar, pensar, pero acompañar, hacernos activos en esta causa, de la violencia que sufren muchas de nuestras mujeres”, explicó.
“Esta experiencia nos permite crecer, consolidar la democracia, nos permite ver cómo avanzamos cotidianamente en la mirada de la perspectiva de género, en la trata de personas, en entender la diversidad y en entender las realidades que forman parte de nuestra cotidianidad”, añadió Calderón. Finalmente, consideró que las Escuelas Populares de Formación de Género posibilitaron “consolidar estos espacios no solo en la universidad sino también en territorio, porque es necesario que la universidad esté presente en el territorio”.
A su vez, uno de los talleristas a cargo de los encuentros, Sergio Vergne, indicó: “lo que nos deja esta Escuela es que debemos ir rompiendo estereotipos e ir modificando nuestros vínculos (familiares, de pareja, con nuestros hijos) para ir encontrando relaciones más igualitarias, más libres, donde podamos expresarnos cada uno como quiere ser”.