Este viernes, se cumplen 70 años de gratuidad en la enseñanza universitaria, 70 años en los que la educación pública transformó muchas vidas, cambió historias y rompió estructuras, siempre reivindicando la lucha de los que vienen de abajo.
Justina del Carmen Ramírez, huérfana de madre y a cargo de su padre con invalidez desde los 13 años, terminó la secundaria siendo adulta, a través del Plan Fines y trabajando como empleada doméstica.
Justina cuenta que, con tantas responsabilidades encima, la escuela era para ella un ciclo cerrado y la universidad un sueño inalcanzable.
Hoy, comenta con mucho orgullo que concluyó los tres años de cursado de la Tecnicatura Universitaria en Administración de Archivos y Documentos de la Universidad Nacional de La Rioja y que, "Dios mediante", espera recibirse el año que viene.
Ella no se queja, ni se lamenta, solo agradece a su compañera y amiga del Plan Fines por alentarla a seguir estudiando, a sus profesores de la UNLaR por apoyarla durante toda la carrera, a sus compañeras de carrera por contenerla, y a su familia. Especialmente a su hija mayor, que siguiendo el ejemplo y enseñanza de su madre se recibió de Profesora en Lengua y Literatura, el miércoles pasado.
“Siempre la incentivé para que estudiara y sea independiente. Ayer, entre lágrimas, le dije que cumplió mi sueño. Me siento realizada y feliz de haber podido inculcarle eso”, cuenta emocionada.
Los hijos de Justina tienen asistencia perfecta en la escuela, porque para ella “es una falta de respeto que el profesor esté en el aula y no haya ningún alumno; quiero que tengan la oportunidad que yo no tuve, y que la tomen con responsabilidad”.
Justina sabe que es hija de la Educación Pública y lo valora: “me siento agradecida de vivir en Argentina, donde la educación es gratuita y la universidad está abierta para todos”, concluye.