La Unidad Didáctico Productiva de dulces, mermeladas y frutas en almíbar de la UNLaR se encuentra en plena producción. El viernes último elaboró 200 kilos de pulpa neta de pera para obtener 260 kilos de producto terminado, es decir: 600 frascos de 450 kilogramos de mermelada.

El director de la Unidad Didáctico Productiva de dulces, mermeladas y frutas en almíbar, Daniel Bermejo, explicó que el proceso de elaboración lleva toda una jornada de trabajo, lo que implica tamizar la fruta para obtener la pulpa neta, sacando el desperdicio, que es la cáscara y la semilla. Una vez que se tiene la pulpa, la pasan por la mezcladora, agregan azúcar y realizan el mezclado.  Luego, con las condiciones adecuadas se sube al sistema Boule, donde se ejecuta el proceso denominado concentración a bajo vacío, hasta obtener el punto final del producto. Para concluir, se procede al envasado y baño ‘María’.

En la Unidad -instalada a fines de 2004- trabajan el encargado, dos nodocentes y entre 10 a 12 estudiantes de las carreras de Ingeniería en Alimentos y Agroindustrial e Industrial, quienes realizan sus prácticas preprofesionales supervisadas.

“La mayor cantidad de frutas que tenemos es en pleno verano donde por el calendario frutihortícola, obtenemos el 70 por ciento de producción podemos hacer manzana y pera. En tanto, en pleno verano hay membrillo, pera, manzana y durazno; mientras que en invierno están las frutas de esa estación: cayote, frutilla, kinotos”, precisó.

De esas frutas, las mermeladas de cayote, de frutilla y durazno son las que más se venden, dijo Bermejo; y destacó: “tenemos un muy buen producto. No utilizamos ningún tipo de conservante, es totalmente natural”.

Según indicó el especialista, “el productor lleva su fruta, azúcar, molde, paga el servicio y retira su producto de un día para el otro, totalmente estabilizado, y con una duración de un año en lo que es dulce de membrillo”.

La capacidad máxima de la planta es mil frascos de mermelada por día y en dulce de membrillo, 800 bandejas de medio kilo por día. “Se trabaja en un sistema innovador el bajo vacío porque el producto se cocina en 42 grados centígrados porque estamos trabajando en una atmósfera negativa”, explicó Bermejo.