En estos últimos días, Gabriela Bosetti trascendió públicamente por la necesidad de afrontar un tratamiento de salud complejo. Hoy, les comentamos la vida profesional de la docente e investigadora riojana, graduada de la UNLaR, en Francia, donde está radicada.

Gabriela Bosetti es una investigadora, docente y desarrolladora riojana, graduada de la carrera de Licenciatura en Sistemas en la Universidad Nacional de La Rioja, en el 2011, y doctorada en Informática en la Universidad Nacional de La Plata, en el 2018. A principios de 2019, Gabriela Bosetti viajó a Francia, para realizar un postdoctorado en LIRIS, laboratorio de la Université de Lyon.

-¿Por qué elegiste tu carrera?

Porque me parecía desafiante. Te voy a confesar que cuando la elegí, tenía mucha incertidumbre. Por momentos no sabía si iba a ser capaz. Creo que porque no tenía a nadie cercano, de referencia, a quien pueda preguntarle u observar qué hacía, cuán complejo era. Pero decidí arriesgarme.

-¿Qué recordás de tu paso por la ‘Facu’?

Tantas cosas lindas: los desafíos, el compañerismo, las clases en el auditorio, los exámenes, los momentos en la cantina. Esta carrera me hizo sentir capaz y le puse tanta pila que terminé siendo escolta de la ‘Uni’. Me encantaba perder mi cabeza en el estudio y tuve la suerte de tener un grupo de compañeros de oro, una gran parte ya nos conocíamos del jardín y la primaria, y fue hermoso volver a coincidir. No había casi chicas, pero las pocas que había siempre fueron muy buenas compañeras.

-¿Viviste obstáculos en tu carrera universitaria, por el hecho de ser mujer?

En el contexto Universitario, afortunadamente, los profesores nunca me hicieron sentir diferente (ni más, ni menos persona). Ni en la licenciatura ni en el doctorado. Pero es cierto que, de repente, mi cotidiano se volvió más poblado de hombres que de mujeres, y socialmente no era exactamente lo mismo, pero en algún momento las cosas se acomodaron y, en el camino, fui fortaleciendo mi personalidad y creyendo más en mis decisiones. Además, mi grupo de compañeros varones siempre fue muy inclusivo, me motivaban y siempre tuvimos mucha confianza; quizás por habernos conocido de chicos. Tuve mucha suerte.
Por otra parte, es cierto que me hubiese gustado sentirme más representada en la industria, ver a más mujeres referentes que me den la confianza que me faltaba y hagan ver que otras pudieron. Finalmente, terminé optando por el ámbito académico en el que, casualidad o no, tenía varias referentes mujeres. No digo que entre industria o academia hay una que sea mejor o peor, o que hubiese elegido otra cosa. Simplemente, que tener referentes en ambas te puede ayudar a tomar una decisión con más confianza.
Solo tengo un recuerdo feo en el que un alumno de otro año me hizo algunas observaciones por querer aplicar a un trabajo que requería subirme a antenas, extender cableado, etc. Hoy creo que todos podemos lograr lo que nos propongamos, pero en ese momento me marcó un poco y decidí no ir por el camino de redes y dedicarme al ‘software’.

-¿Y en lo profesional?

No. Siempre me dediqué más a lo académico, en donde hay un poco más de mujeres. Pero no te niego que, al momento de hacer entrevistas, no me preocupan los típicos miedos vinculados a ser una mujer en su tercera década, o cuestiones referidas a la imagen.

-¿Qué encontraste en la ingeniería?

Desafíos. Un lugar para resolver problemas y sentirme útil. Si bien, no soy oficialmente ingeniera (soy Licenciada y Doctora), pasé gran parte de mi tiempo haciendo, enseñando y publicando sobre Ingeniería de Software o Ingeniería Web.

-¿Te encontraste en alguna etapa de tus estudios o ya como profesional que te digan que el trabajo que hace un ingeniero no puede ser hecho por una mujer?

Si, afortunadamente uno solo. El del compañero de otro año que me terminó aumentando un poco de redes.

-¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo laboral?

Arranqué primero en la UNLaR, siendo ayudante de cátedra ‘ad-honorem’. Eso me dio práctica y confianza para comunicarme con la gente. Luego, comencé a trabajar en el Ministerio de Educación, desarrollando un sistema para la gestión de pasantías en ‘Net’. Lo arranqué yo sola y luego tuve un compañero. Estuvo bueno poder arrancar algo de cero; aprendes a ingeniártelas sola, y después a trabajar en equipo. Luego volví al ámbito académico de la UNLaR trabajando con una beca y, poco tiempo después, contratada. Fue entonces que tuve la posibilidad de hacer un doctorado y me mudé a La Plata, para hacerlo. En la UNLP también crecí mucho, especialmente en cuanto a Ingeniería de Software, y también tuve la posibilidad de trabajar como ayudante e investigadora. Tanto la UNLaR como la UNLP, ambas universidades nacionales y públicas, me pusieron alas.

-¿En dónde trabajas actualmente?

En el LIRIS, un laboratorio de la Université de Lyon, Francia, haciendo investigación y desarrollo.

-¿Cómo es la situación laboral de la ingeniería en Francia?

Bueno, es un poco difícil decirlo a nivel general, pero creo que en lo académico hay muchas oportunidades, tanto para ser profesor como investigador. También observo y se me presentaron oportunidades en la industria, hay una gran demanda del sector de ingeniería informática. Creo que quien se dedica a esto, tiene asegurada una buena situación laboral.
Respecto a la situación de la mujer, observo que hay muchos debates alrededor del tema. Por ejemplo: en febrero hubo una serie de charlas difundidas en el laboratorio sobre el lugar de las mujeres en la ciencia (
https://envue.insa-lyon.fr/20190204_IGB/PROGRAMME-femmes-science.pdf ) y en octubre un evento sobre las mujeres en la ciencia de la computación ( https://srds-conference.org/women-in-computing/ ).

-¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? ¿Y qué cosas menos?

Me gusta el desafío de diseñar soluciones, implementarlas, probarlas, leer, escribir e interactuar en otros idiomas. Lo que me cuesta, a veces, y no me gusta tanto, es encontrar problemas. En investigación, muchas veces estamos un poco aislados de los problemas cotidianos de la industria; entonces, a veces, es difícil saber dónde hay necesidad de resolver algo. Me gusta más bien que me digan: tomá, resolvé esto, jaja.
-En un sector de la tecnología, generalmente asociado a los hombres, ¿cómo ves el rol de la mujer?
Me parece muy importante el rol de la mujer como modelo para las futuras generaciones; y no me refiero a ‘modelo’ como una figura idealizada ni necesariamente perfecta. Creo que, muchas veces, un niño, una niña, tienen más posibilidades de soñar su futuro por los referentes que observa. Si sos niña y ves una mujer informática, astronauta, científica, sabés que eso es un puesto al que algún día vos podrías aspirar. Si no lo ves, quizás es una oportunidad que ni se te cruza por la cabeza, o quizás esté esa incertidumbre del ‘¿será que puedo?’.

-¿Cómo convivís con el rol de autoridad, siendo mujer, cuando la mayoría son hombres?

Bueno, yo no tuve tantas oportunidades de ser autoridad. Tuve algunos alumnos a cargo. Y en general, en lugar de su género o el mío, le doy más importancia a la confianza y a no ser tan formal, porque, a veces, crea barreras que obstaculizan la comunicación. Y cuanto más claro nos comunicamos, más claros están los objetivos. SI queremos tirar para el mismo lado, está bueno que nadie se sienta más o menos.

-¿Por qué piensas que es tan baja la tasa de graduadas ingenieras en Argentina?

Creo que las decisiones de las carreras siguen estando marcadas un poco por los estereotipos con los que uno se identifica, con los referentes que uno tiene. Es difícil elegir algo desconocido. Por eso insisto en que es importante que haya más mujeres que sirvan como referente en cargos de ingeniería. Las personas muchas veces tendemos a tener miedo de los cambios, a quedarnos con lo conocido y en nuestra zona de confort. Así que, si no tenemos referentes, puede generarnos incertidumbre, miedo, duda.
No voy a entrar en mucho detalle, pero creo que hay que destacar que, si bien hoy la educación está al alcance de todos, históricamente, la formación de las mujeres no fue de la mano de la educación de los hombres. Entonces, tuvimos menos oportunidades de formar referentes en su momento. Hoy, tenemos la responsabilidad de hacerlo, no solo por nosotras sino también para que las futuras generaciones puedan soñar con un espectro más amplio de oportunidades de estudio.
Por otro lado, y aunque un poco lejos de la etapa de graduación, también me parece importante cómo criamos los niños, hoy. Por ejemplo, ofrecerles juegos que motiven y desafíen construir, a diseñar, a encontrar soluciones, a tomar decisiones, a calcular, a arriesgarse y a no tener tanto miedo a los errores. A mí, por ejemplo, me encantaba jugar a los ‘Rasti’ y a las bolitas. Y agradezco enormemente haber tenido esa oportunidad porque creo que eso, por simple que parezca, me hizo crecer motivada a construir soluciones y a ser más curiosa; y hoy, mi carrera es eso: ser curiosa y crear soluciones.

-¿Qué les dirías a las jóvenes que quieren ser ingenieras pero están en duda porque piensan que “no es cosa de mujeres”?

Les diría: “No elijas con miedo. Elegí sabiendo que vos podés. Podés lograr todo lo que te propongas, siempre que seas perseverante. La perseverancia es la clave y no hay género para eso. No aflojes y los resultados llegan. No pienses que hay carreras de mujeres y carreras de hombres. Hay carreras y hay personas. Si una persona puede, todas podemos”.

-¿Crees que el acompañamiento docente y de la institución ayuda al estudiante, más allá de la capacidad personal, en su camino por la educación superior y a que la

ingeniería sea más accesible para muchos estudiantes?
Sí, claro. Creo que toda acción que sirva para motivar y hacer más accesible el estudio es imprescindible en varios aspectos. Tuve docentes que supieron motivarme, ya sea dando todo en clase, con palabras de ánimo, con el ejemplo. Y afortunadamente hice mi carrera en un momento en el que vi cambios como el de dejar de pagar una tarifa. Eso puso el estudio mucho más al alcance de todos. Recuerdo que habían carreras que pagaban más, otras menos. En ingeniería, además, muchas veces necesitás tener recursos, como por ejemplo una computadora. Y sabiendo que no todos llegamos a la Universidad con las mismas oportunidades, y que es un momento en el que muchos necesitamos trabajar, está bueno que la institución ayude al estudiante. Es una etapa llena de cambios. Toda acción que ayude al estudiante a transitar esta etapa es fundamental. Se trata del futuro de nuestros ciudadanos.

-Si hoy en día tuvieras que elegir otra carrera porque no podías estudiar Ingeniería ¿Cuál hubieras elegido?

Mmm… Creo que algún traductorado o enfermería. Aprender otros idiomas fue mi ‘hobbie’ por mucho tiempo. Hoy, trabajo en inglés y vivo el cotidiano gracias al francés. Pude vivir y visitar lugares gracias al italiano. Y sino enfermería, que si bien me da un poco de impresión, creo que tiene esa utilidad y recompensa inmediata de poder ayudar con cariño a quien está sufriendo.

-¿Cuáles son tus planes a futuro?

Volver a estar cerca de mi familia, en Argentina; hacer experiencia en la industria, y también poder devolverle a la sociedad un poco de todo lo que aprendí gracias a la educación gratuita que recibí inicialmente.

El otro esfuerzo

En el mes pasado mes de mayo, Gabriela fue diagnosticada con hiperhidrosis plantar, motivo por el cual, en octubre, se realizó una simpatectomía lumbar, procedimiento que resolvería el diagnóstico. No obstante, la cirugía no resultó, dejando un cuadro no reversible debido a que, en lugar de colocar un clip (como se hace actualmente), se cortó un nervio, lo cual le trajo graves consecuencias.
Ante este tipo de mala praxis, intentó hacer una exposición, en un país distinto al de su nacionalidad y sin nadie a su lado. Su difícil desplazamiento le imposibilitó continuar el trámite legal y judicial.
Sin embrago, existe la posibilidad de realizar una operación de reconstrucción de nervios mediante microcirugía a cargo de un equipo de tres cirujanos del Hospital de Taiwán; por tal motivo, la joven profesional solicita la colaboración de la comunidad riojana para poder afrontar el monto de la cirugía que es de 36.500 dólares.
Se puede colaborar en la cuenta de caja de ahorro $21700302307065. CBU: 0110030330003023070651; titular: Bosetti Gabriela Alejandra. CUIT/CUIL 27-33609728-8. DNI 33609728. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

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