La proyección del film del director de cine y docente de la UNLaR, Carlos Ruiz, fue acompañada a sala llena, en el microcine de la Ciudad Universitaria.
En la tarde del jueves, la sala “Héroes de Malvinas” del microcine de la Casa de Altos Estudios se colmó de emoción y aprendizaje.
Desde la Cátedra Abierta “José Martí”, y en el marco de la “Agenda 3M: Mujer, Memoria y Malvinas”, que viene desarrollando la Universidad Nacional de La Rioja, se proyectó el documental “Un tropiezo de ternura”, una realización del director de cine y docente, Carlos Ruiz.
El film, basado en la vida y obra de Monseñor Enrique Angelelli, recorre su prédica pastoral desde su consagración en Córdoba hasta el día de su asesinato en inmediaciones a Punta de los Llanos.
Testimonios de gran carga histórica, militante, humana y cristiana muestran el perfil más grandioso de este pastor que entendió que hay que tener “un oído en el pueblo y otro en el evangelio”. La compilación de palabras que describían a Angelelli, no terminan de ser suficientes para manifestar el carácter íntegro y altruista de un sacerdote que no temía a las afrentas, que desde la misma Diócesis y de la comunidad riojana, veían con desagrado a este cura que revolucionaba al campesinado, que mostraba otra posibilidad de crecer y creer.
El documental no tiene objeciones. Una realización que se basó en el perfil tierno de ese hombre que sigue provocando lágrimas al momento de ser recordado por quienes tuvieron la posibilidad de estar a su lado misionando o simplemente recibiendo su bondad y enseñanza.
Campesinos, monjas, sacerdotes, vecinos, su sobrina y otros, contaron sus experiencias. Los más allegados incluso dijeron que el obispo sabía que pronto irían por él, que estaba en la lista de la Triple A y él los enfrentaría porque si no “quién va cuidar de mis ovejas”.
Al finalizar la proyección, el aplauso intenso de los presentes creó un clima cargado de esperanza, de agradecimiento y de emotivos recuerdos. En ese momento, en la sala se encontraba el padre Roberto Queirolo y ‘Don’ Espinosa, con su esposa, quienes tuvieron la oportunidad de conocer al mártir Angelelli. El primero en su tarea sacerdotal y de evangelización y los segundos en su faz de llevar la misa a la gente, al barrio, tal como sucedió en una Navidad, cuando “El Pelado” decidió realizar la ceremonia religiosa en la casa de ‘los Espinosa’, en el barrio San Vicente.
Por su parte, Carlos Ruiz comentó que tiene planificado presentar la obra en el interior provincial, para este año. Ante los asistentes, expresó: “mil veces la vi [a la película] y siempre me emociono; pero más me emociona verlos a ustedes aquí conociendo la obra de él”; y destacó que de cada testimonio, todos coincidían en resaltar su ternura.
Nota: Gabriela Ortiz