En el marco de la apertura de la UNLaR al debate por la despenalización y legalización del aborto, el docente profesor titular de Obstetricia de la carrera de Medicina, doctor Héctor Bolatti, brinda su mirada sobre la temática.

En Argentina, en los últimos 30 días, todos los medios de comunicación se han abocado principalmente a un solo tema: el tratamiento en la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación del anteproyecto de ley sobre la despenalización y legalización del aborto. A pesar de parecer un tema muy actual, debemos recordar que el mismo, tiene debates interdisciplinarios desde hace más de 15 a 20 años en nuestra sociedad, pero  por diferentes causas, generalmente la dificultad que el tema tiene en su tratamiento, ha hecho que la agenda política, siempre quiso evadirlo, y por lo tanto no solo el Poder Legislativo, sino también el Poder Judicial,  han ofrecido resistencia a su tratamiento, ya que es a ellos a quienes les corresponderá uno de los roles más importantes en las decisiones a tomar. 

Indudablemente es una responsabilidad enorme la que tiene hoy el parlamento, porque el mismo deberá ser un debate con suma profundidad y seriedad, muy respetuoso de las distintas corrientes, en donde se deberá dejar de lado todo atisbo político para no ser influenciado por ningún interés partidario.

Es de hacer notar que no se trata de un tema menor, ni tampoco que pueda pasar desapercibido, por el contrario su contenido es complejo y polémico, a la par que toca las fibras más íntimas del ser humano, ya que su  sensibilidad no puede pasar desapercibida, lo que tomará matices diferentes en la confrontación de las distintas opiniones, con argumentos fuertes para poder sostener la defensa o toma de partido en la elección de las disímiles posturas. Indudablemente que para ello se esbozarán numerosos argumentos, tal vez  no todos con una lógica específica y clara pero si todos y cada uno de ellos respetados, ya que su tratamiento nunca deberá caer en la descalificación de lo que cada uno pueda exponer, por más que a otros les parezca inadecuados.

Numerosas podrán ser las corrientes de opiniones, una y tal vez  la de mayor responsabilidad será desde la óptica de la Salud Pública, ya que la postura de legalización de la interrupción del embarazo, está ligada directamente  al gran número de complicaciones que ésta práctica genera, con cifras que nos avergüenza a todos los integrantes de éste País, ya que las mismas, sabiendo que no son exactamente las reales,  por las dificultades propias del tema, podrían llegar alrededor de los 450.000 a 500.000 abortos por año, relacionados directamente a casi un 20 % de la totalidad de muertes maternas que se informan en Argentina, y de ellas un porcentaje  altísimo están vinculadas a un aborto inseguro, siendo la causal más importante de éste flagelo.

De tal manera que el rol de los responsables de la salud pública adquiere relevancia y en ésta búsqueda de soluciones, llegan a considerar que el debate de éste gravísimo problema, podría tener parte de solución en la legalización del aborto, ya que de ésta forma se disminuirían los abortos inseguros, y la equidad entre los diferentes estratos sociales, no sólo disminuiría los riesgos de mortalidad materna sino que también  pondría  en equilibrio e igualdad de condiciones a todas nuestras mujeres en edad reproductiva.

Esto sólo quiere decir, que toda mujer que tome la difícil, compleja y desesperada, conducta de interrumpir la gestación, independientemente de cual sea la causa de su decisión, su situación socioeconómica y el lugar geográfico en que habite, pueda tener acceso a un aborto en condiciones seguras, sin riesgo de vida, en forma gratuita y con adecuada contención emocional.

Las diferentes estadísticas ofrecidas, en la problemática del aborto, muchas de ellas viciadas por la clandestinidad de las intervenciones, de allí su veracidad discutida, comprende siempre a las mujeres más jóvenes y generalmente más pobres, grupo etario con mayor vulnerabilidad, y sin querer colindando con la discriminación.

Indudablemente que la toma de la decisión de Legalizar y/o Despenalizar el aborto, no será suficiente para darle una solución coherente a la interrupción del embarazo, ya que las acciones adecuadas y efectivas deberán comenzar en etapas más tempranas sostenidas en acciones escalonadas, ordenadas y de orden progresivo como :

  1. a) Educación sexual y paternidad responsable
  2. b) Prevención del embarazo no deseado
  3. c) Atención y contención de la paciente embarazada

Pero para que esto sea una realidad, no sólo un deseo, es indispensable una acción coordinada de los diferentes sistemas del Estado, entre ellos 1) Educación 2) Salud y 3) Justicia, pero tampoco serán suficientes, si con ellos no va de la mano cambios culturales profundos, la garantía imprescindible de un acceso fácil y universal a los servicios públicos de atención médica, las consultas adecuadas y en tiempo y forma de los consultorios de salud sexual y reproductiva, lo que llevará de la mano  al fácil acceso de los diferentes métodos anticonceptivos, elegidos en lo posible por cada paciente, y asesorado por un profesional idóneo, y al mismo tiempo que pueda asegurarse la provisión continua y gratuita de los diferentes métodos, y por supuesto la posibilidad cierta de un seguimiento sostenido del uso de los mismos, mediante un sistema de monitorización adecuada a asegurarnos el cumplimiento de la práctica elegida. Y por sobre toda las cosas, no dejar pasar la gran oportunidad de desarrollar todo este organigrama, principalmente posterior al evento obstétrico; sea cual fuere el mismo, parto, cesárea o aborto, ya que desperdiciar dicho momento nos englobaría en el ítem de las oportunidades perdidas, que de por sí, son numerosas, de la mano de las falencias actuales de los diferentes centros de salud.

La sensibilidad del pueblo sobre el tema existe y en boca de todos está el slogan de algunos grupos donde dicen:

-Educación sexual para decidir

-Anticonceptivos para no abortar

-Aborto legal para no morir

no es poca cosa, por el contrario es un grito social desesperado de que el tema es de vital importancia, se debía tomar la decisión de su tratamiento, por la envergadura del mismo no puede  tratarse a la ligera, todas las posturas deberán ser escuchadas, analizadas y justificadas, y por sobre todas las cosas sea cual fuere la decisión, se deberán dar las garantías legales tanto a las mujeres como a los profesionales intervinientes, ya que todos sabemos también que toda práctica médica, incluso en las mejores manos y en los lugares con los medios necesarios para asistir a las complicaciones que del acto médico se pueda desprender, siempre estaremos en riesgo de las mismas, y también se deberá legislar sobre ellas, para que no queden espacios legales sin tratamiento y que las decisiones, hoy tomadas, no conlleven a salir de un problema para entrar en otro.

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